Traemos en esta ocasión a la reflexión de nuestros asociados estos textos de D. Manuel Siurot que hemos aglutinado bajo el título reseñado. Consideramos que, si bien el progreso material deja desfasados algunos datos que M. Siurot constata, la regresión espiritual de nuestros días sitúa a muchos de nuestros niños en la más absoluta indefensión y pobreza afectiva y axiológica, sometiéndolos, por el contrario, a nuevos tipos de manipulación, marginación y explotación. En este sentido vuelven a cobrar sentido estos textos, cuya extrapolación requiere cierta sensibilidad para saber leer los signos de los tiempos, en nuestro caso, desde la perspectiva humanista cristiana.
"El Niño Jesús viene para encender en la sucesión de los tiempos la llama pura de amor que un día ardió en el Portal de Belén. Todos los niños del mundo están de enhorabuena; y los niños pobres muy especialmente, porque el divino Niño no trajo ni una piedra donde reclinar la cabeza. Él ha querido prescindir de todas las cosas para que, siendo completamente pobre y desvalido, la redención humana comience con el sacrificio de la renunciación (...)
Si el Salvador no hubiera sufrido hambre, frío, atropellos, desdenes e injusticias no podría ser escuchado por los hombres que tienen necesidad de todo. El Redentor de las miserias humanas tiene que sufrirlas para llegar razonablemente a sus compañeros de dolor y tribulaciones con la facilidad de quien tiene la misma suerte. Yo no concibo un Redentor rico, triunfante, harto, servido por todas las comodidades, y muellemente recostado en las plumas del dulce bienestar (...)". ("Mes del Niño", en Cada Maestrito, 15.12.1925).
"Alegría, intimidad, hogar con madre y con amor, descanso de luchas y dulce caricia de la vida, eso es Pascua de Navidad. Esta critatura que nace en Belén en la Nochebuena no sé qué trae en sus carnecitas de raso, en du debilidad de niño y en la pobreza de su cuna, que yo al pensar en el frío de Jesús recién nacido y en los besos de su madre para calentarlo, y en los suspiros de José el Patriarca santo, siento un remordimiento muy grande de toda mi vida, de mis comodidades y halagos, de las blanduras con que obsequié mi cuerpo y de las vanidades con que adormecí mis ideas (...). Mis faltas y pecados vienen entonces por el río abajo de mis lágrimas a los ojos." ("Navidad", en Cada Maestrito, 15.12.1930).
"(...) ¡Qué pobrecito viene el Niño! ¿Por qué vendrá tan pobre? Debe ser porque los pobres están más cerca de Dios que nadie. La gloria es la suprema riqueza, pero hay que ganarla inmolando la soberbia, la pasión mala y el pecado en la humildad y en la pobreza. Pobreza de corazón, de espíritu, de deseo o de realidad. Por eso los pobres son los preferidos, y dentro de éstos, los niños, porque el que va a venir viene niño, débil, inocente, con lágrimas, con frío, con dolores humanos. Hay que vivir con el pobre, más cerca del pobre y más para el pobre. Únicamente así agradaremos a Dios y habrá paz en el mundo". ("Pascuas", en Cada Maestrito, 15.12.1933).
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